Por un lado, las medidas adoptadas por el Banco Central para hacer frente a la inflación, particularmente las mayores tasas, sumado al mejor rendimiento del IPSA en los últimos días y al aumento del precio del dólar en el último año, están haciendo que el mercado local recupere su atractivo a ojos de los inversionistas, que el último tiempo habían optado por buscar oportunidades en el extranjero. En paralelo, el sobrecalentamiento de mercados emblemáticos para el inversionista chileno, como el estado de Florida en EE.UU., también empiezan a generar incentivos de retorno.
la demanda por el uso de viviendas es bastante inelástica, por tratarse de una prioridad para las familias. Prueba de ello es la baja tasa de vacancias de los arriendos, cercana al 1%, y al aumento en su precio.
Si bien las grandes inmobiliarias tienen un stock de proyectos y terrenos importante, se ha producido un freno en la compra de nuevos terrenos e incluso el desistimiento de transacciones emblemáticas, como el de la ex rotonda Pérez Zujovic, generando una oportunidad sin precedentes a las inmobiliarias sin stock de adquirir terrenos en ubicaciones que hace pocos meses no estaban disponibles.
Todos estos factores hacen prever que el rubro inmobiliario local debería tender a retomar cierto dinamismo de la mano de nuevos actores con proyectos muy bien ubicados. Ahora bien, es importante cuidar este buen escenario y ello también dependerá de las señales que pueda dar el Gobierno al sector, para no repetir episodios como el ocurrido en Plaza Egaña, donde se revocaron permisos ambientales a un proyecto de 1.828 viviendas, generando una sensación de incertidumbre innecesaria en el rubro, que por cierto ya venía muy golpeado por la pandemia y los efectos de los retiros.
El avance del mercado inmobiliario no solo permitirá aportar a la creación de empleos y el desarrollo económico del país, sino que también ayudará a avanzar en el déficit de 700 mil viviendas, el más alto en 25 años, que el Estado no puede subsanar por sí solo. De mantenerse el freno a la nueva oferta de inmuebles podría generar una crisis de acceso a la vivienda, afectando por cierto a la golpeada clase media, con valores de las propiedades inalcanzables.
Ahora bien, por parte de los privados, también tenemos desafíos que cumplir para que este sector progrese acorde a los nuevos tiempos, haciendo eco de estas mejores perspectivas. Y estos radican en desarrollar proyectos que aporten a construir una mejor ciudad y respondan a las necesidades de su entorno y las comunidades, siendo propositivos en la búsqueda de soluciones. Es hora de empezar.
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