La compra de viviendas como inversión ha dejado de ser un negocio “amateur”. Aclaro: tiene rentabilidades muy atractivas, pero los inversionistas “hormiga” ya no pueden comprar cualquier propiedad y simplemente disfrutar de rentas aseguradas, como ocurría un par de años atrás. Ahora deben tomar decisiones cada vez más informadas, respecto a qué propiedad elegir y dónde colocar sus fichas.
El mercado de los arriendos ha estado marcado por importantes vaivenes, enfrentando hoy la problemática del impago de los arriendos, a lo que se suma la protección legal con que cuentan los arrendatarios -dado el estado de excepción constitucional de catástrofe- con medidas a su favor, que prohíben el aumento del cannon en este periodo o las órdenes de desalojo, por ejemplo.
Adicional a esto, hay otros factores que también se deben seguir de cerca al evaluar una potencial inversión inmobiliaria, como el incremento en los precios de los arriendos. Esto último se debe en parte a la mayor demanda que se ha dado en los últimos meses, dado el escenario de más normalidad frente al Covid-19 y la mayor liquidez con que cuentan los consumidores gracias a las medidas económicas que se han tomado por la pandemia.
De esta manera, los propietarios de viviendas, que compran a modo de inversión, deben enfrentar hoy a un mercado más complejo y competitivo, debido a que los consumidores son cada vez más exigentes. Frente a este escenario, la mejor estrategia es tomar decisiones con la mayor información posible, que me permitan reducir riesgos y asegurar un retorno adecuado.
Para esto, existen una suma de factores que deben considerarse a la hora de poner en arriendo una propiedad, como es asignarle un precio competitivo y real de mercado, que incorpore un análisis de la realidad económica actual del país (presiones inflacionarias, proyección ocupación laboral, etc) y que incluya los riesgos que tiene la industria per se, así como los que puedan presentar las personas candidatas. En paralelo, la profesionalización de la actividad exige que todos los acuerdos se protocolicen por medio de contratos formales, que regulen este proceso de intermediación.
Lo más importante, en medio del escenario actual, es anticiparse y contar con las mayores certezas posibles a la hora de poner en arriendo una propiedad. Cada vez más, los inversionistas “hormiga” están tomando conciencia de estas nuevas condiciones que están marcando este negocio. ¿Para quiénes seguirá siendo una buena inversión? Para los que sepan asesorarse, por ejemplo, con agentes inmobiliarios o corredores de propiedades. La clave es tomar decisiones informadas.
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