Remodelar una vivienda es darle una segunda vida, dice Ximena Jacques, arquitecta y directora de Jacques Arquitectos. Para la arquitecta, la idea de remodelar, en vez de comprar algo nuevo o usado en buenas condiciones, parte de las ganas de habitar los centros de la ciudad es en espacios más grandes y con valor arquitectónico.
Barrios con espacios arquitectónicos que son diamantes en medio de la ciudad, como bellas artes, Santiago, Yungay, Italia y las lilas, son elegidos en la capital por aquellos que buscan vivir en espacios amplios y con la nobleza de materiales de viviendas y departamentos antiguos. Gonzalo asenjo, cofundador de la empresa de asesoría inmobiliaria Lares, considera que la principal gracia de comprar un departamento que requiere remodelación es que se puede personalizar. Si ese es el objetivo, conviene mucho más comprar un departamento que requiera remodelación a uno que esté en buenas condiciones porque es más barato.
Los tiempos
Los tiempos de remodelación son un cacho, se puede sufrir mucho. Como las personas saben poco de Construcción llega un maestro y le dice que arregla todo en un mes, la gente confía, porque muchas veces corren contra el tiempo y necesitan cambiarse al tiro, pero ese mes se transforma en tres o cuatro meses, comenta Francisco Durán arquitecto de la Universidad católica de Valparaíso.
Manuel Maneiro, gerente general de capitalizarme renta, dice que, desde el punto de vista del bolsillo, hay que comprar por debajo del precio del mercado, es decir, saber negociar.
Por ejemplo, si el valor de mercado de un departamento es de 2000 UF, pero está dañado y hay que hacerle muchas reparaciones, el interesado tiene ahí una palanca para negociar. Si logra que el departamento quede en 1500 UF y un experto calcula todos los gastos en remodelación en 300 UF, entonces es un buen negocio.
Javier Lavín, gerente general de la firma de asesorías inmobiliarias área cero, añade que un departamento que necesita ser remodelado puede costar entre 10% y 15% menos que uno usado en buen estado y casi 30% menos que uno nuevo. Que tanto menos cuesta dependerá del nivel de los años. Hay que fijarse si son estructurales o no, por ejemplo, una filtración en las cañerías o una grieta provocada por el terremoto de 2010, son daños estructurales.
Ahí sube el precio de la remodelación. Lavín recomienda buscar que qué inmobiliaria construyó el edificio y revisar los reclamos en internet, por si aparece alguna denuncia de daño estructural en el edificio o problemas graves de otra índole.
Jacques puntualiza en que es importante que expertos revisen todo el inmueble y también los permisos y certificaciones de las instalaciones. En el momento de la compra hay que exigir al vendedor un expediente del inmueble con todas las certificaciones al día, municipales sanitarias y eléctricas. Esto permite a la empresa cargo poder formular una propuesta de remodelación de acuerdo con esta base.
Asenjo Dice que hay que poner especial atención si el edificio tiene más de 30 años. Hay que tener más Sojo en las instalaciones eléctricas, por ejemplo, porque la normativa ha cambiado con los años y probablemente requiera mantención.
El presupuesto
Duran calcula que remodelar un departamento de entre 70 y 100 M2 cuesta entre cuatro a 8 millones de pesos. Sin pensar en artefactos de lujo, con esa plata se puede remodelar todo el interior del departamento. Piso, ventanas de termo panel, terminaciones, pintura, clóset. Vale mucho la pena y es mal negocio para el que va a vender, porque ellos mismos podrían invertir en arreglar el departamento Y venderlo más caro. El presupuesto empieza subir cuando se suman vanitorios nuevos, muebles de cocina o cambio de tina. Todo eso debe considerarse al hacer el presupuesto. Al final, el negocio es bueno para el cliente si logra dejar el lugar a su gusto.
Durán tiene otro dato: un departamento se puede intervenir durante todo el año, una casa no. Por el clima, las casas se remodelan entre septiembre y marzo. Lo ideal es comenzar a remodelar justamente la temporada baja de las casas, es decir entre marzo y septiembre. Las empresas de remodelación tienen menos pega y cobra más barato.