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El costo de la urbanización acelerada y del desarrollo moderno

Chile exhibe un desarrollo urbano moderno y acelerado. Se han construido grandes autopistas urbanas, se consolidan centros productivos, de comercio, ha habido gran crecimiento inmobiliario y cada vez son más las personas que abandonan las zonas rurales para emprender una vida en la ciudad.

La industria automotriz cerró el 2017 con un récord de casi mil autos vendidos al día (360.900, según cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile). Si a ello se suma que se construyen miles de viviendas y otras infraestructuras año a año en distintas ciudades, subyacen tres preguntas: ¿qué tan graves son los niveles de contaminación atmosférica en el país producto del desarrollo acelerado en materia constructiva y urbana?; ¿qué puede hacer la institucionalidad para resolverlos? Y, además, ¿de qué manera las disciplinas de la arquitectura, el diseño y la planificación urbana pueden aportar a la sustentabilidad del entorno construido y de las grandes urbes?

“Enfrentamos una realidad apremiante, que está afectando la salud de gran cantidad de habitantes del país. Los altísimos niveles de contaminación del aire en gran parte de las ciudades de la zona centro y sur de Chile, representan una alarma sanitaria que tiene su raíz en la manera en cómo diseñamos y construimos nuestras ciudades y viviendas, advierte Felipe Encinas, Director de Investigación y Postgrado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos y académico de la escuela de Arquitectura UC, y agrega que “excluyendo a Santiago, más del 90% de esta contaminación se debe a calefacción por leña en viviendas. Resolver esto no resulta fácil, por cuanto posee implicancias socioeconómicas profundas y trae a la discusión conceptos como el de vulnerabilidad o pobreza energética”.

Similar opinión comparte Kay Bergamini, académico e investigador del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC, quien sostiene que para combatir esta realidad “se requieren muchos esfuerzos que involucran a los propios habitantes, para, por ejemplo, cambiar de sistemas de calefacción o comprar leña seca, pero también del Estado, en términos de incentivar medidas de viviendas adaptadas climáticamente, generar nuevas formas de calefacción y mejorar los mecanismos de fiscalización y sanción de incumplimientos de eventos extremos de contaminación”.

REGULACIONES NORMATIVAS Y EFICIENCIA ENERGÉTICA DE LA VIVIENDA

Bergamini esgrime que “un buen primer paso”, fue establecer la Política Nacional de Desarrollo Urbano, así como la implementación de la Ley General de Bases Sobre el Medio Ambiente, que establecen medidas como la evaluación ambiental estratégica y los planes de descontaminación, “donde se dictan muy buenas directrices, pero al tener, en muchos casos, carácter no vinculante son débiles en la implementación por parte de los órganos del Estado”.

Y agrega que “en este momento es necesario revisar la evidencia de lo aplicado en el país y mejorar los instrumentos citados o, mejor aún, diseñar, por ejemplo, una Ley de Contaminación Atmosférica por Leña, que regule los temas de eficiencia energética de las casas, pero también los calefactores a usar y la comercialización de leña, entre otras aristas”.

Encinas sostiene que el rol de la arquitectura resulta clave, puesto que más allá de medidas de mitigación de corto o mediano plazo que se puedan incorporar, “la única medida estructural que es capaz de afrontar la contaminación atmosférica de manera profunda es la incorporación de eficiencia energética en las viviendas. Esto permite reducir el consumo de calefacción y, por ende, las emisiones. Ello establece un foco claro para la política pública, y hacia allá deben apuntar los diversos instrumentos que se están generando”.

CHILE EN EL MUNDO EN MATERIA DE SUSTENTABILIDAD

Por otro lado, una preocupación relevante que han manifestado los expertos tiene que ver con la vida útil y el tratamiento de diversos productos y elementos del desarrollo productivo (envases, bolsas, residuos y otros), que inciden en la sostenibilidad del país. “Chile está en un buen lugar respecto del contexto general Latinoamericano, en lo que respecta a sostenibilidad”, afirma Óscar Huerta, académico e investigador de la Escuela de Diseño UC, y agrega que un ejemplo de ello es la reciente implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor.

“Ésta le otorga al productor, importador o vendedor de un producto responsabilidad sobre el tratamiento de éste al final de su vida útil. Se trata de un instrumento económico para la gestión de los residuos producidos en la sociedad contemporánea, que ha sido utilizado desde hace casi treinta años en los países desarrollados”.

Y agrega que uno de los motores más importantes que tiene Chile para avanzar hacia un desarrollo sostenible es su pertenencia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). “Esta es una diferencia respecto de la mayoría de los países Latinoamericanos”, sostiene Huerta.

“Chile fue pionero en la región en la implementación de regulaciones de carácter obligatorio para la definición de la envolvente térmica de viviendas a inicios del 2000”, comenta Encinas. Esto ha sido aplicado en países Latinoamericanos, con bastante posterioridad (el año 2013 en el caso de Brasil), o sólo asociado como requerimiento obligatorio a provincias o regiones específicas (como en Argentina). “Sin embargo, desde esa fecha en adelante ha habido un ligero rezago en la implementación de nuevas políticas públicas, en comparación con el contexto latinoamericano”, advierte.

Sin embargo, si se utilizan algunos indicadores internacionales, como el Environmental Performance Index de la Universidad de Yale, es posible situar a Chile en el lugar 84 del mundo y 11 de América Latina, en materia de sustentabilidad y eficiencia energética, “lo que uno podría decir que es negativo, si se considera que, conforme nuestro ingreso per cápita, estamos -de acuerdo al Banco Mundial- en el lugar 54 en el mundo y 6 en América Latina. Es decir, nos falta aún equilibrar el desarrollo sostenible para que el nivel económico en el que vivimos se vea reflejado en la calidad ambiental”, advierte Bergamini.

1 En 2014, un grupo de investigadores de las Escuelas de Arquitectura e Ingeniería de la UC, a solicitud del MINVU, generó una propuesta de actualización de los estándares asociados al comportamiento térmico de las viviendas, que están contenidos en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC).

2 Chile ocupa el lugar N°84 del Mundo y N°11 de América Latina en materia de sustentabilidad, de acuerdo al Environmental Performance Index de la Universidad de Yale.

3 23 ciudades chilenas integran el grupo de las más contaminadas del mundo, según un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre ellas destacan Coyhaique (la más contaminada de América), Padre Las Casas, Osorno, Temuco, Rancagua, Santiago, Punta Arenas y Valdivia.